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Patricio Guzmán, uno de los cineastas más importantes de la cinematografía hispanohablante, de 80 años, radicado en Francia, acaba de presentar en Cannes su última producción "Mi país imaginario".
Mi país imaginario es la esperada mirada del cineasta al estallido social de octubre de 2019 y las transformaciones que ha vivido el país desde entonces.
Es un retrato minucioso, exhaustivo y honesto de las entrañas de ese estallido, de sus mujeres protagonistas, así como de ciertos cambios generados. Los movimientos feministas en Chile son sólidos, están bien organizados, no se disuelven y van a continuar, por lo tanto, elegí solamente mujeres para la película”, comenta el cineasta, que las describe como “más claras, de ideas más radicales y razonables”. Guzmán ubica en la historia chilena la génesis de “esta especie de conciencia femenina” en los años 50, “desde entonces ha ido creciendo y hoy en día es la principal fuerza”.
Guzmán, recuerda la fuerza, la constancia, resistencia, importancia y resolución de las mujeres en la sociedad chilena, “fueron ellas las que durante 30 años buscaron a los desaparecidos de la dictadura”, apunta.
Los movimientos feministas representan pues “una garantía y solvencia para Chile, es muy bueno que existan y no se van a acabar. Todo lo contrario”, sentencia el director.
En Mi país imaginario, Guzmán hace notar que a diferencia del estallido social que se produjo en los años 70 con Salvador Allende, este movimiento telúrico del siglo 21 tiene la particularidad de que no está aupado ni enmarcado por un partido político, lo cual es una clara respuesta a la desconfianza y hartazgo hacia las formaciones políticas e instituciones.
