InicioActualidadVioleta Parra: A 105 años de su nacimiento

Violeta Parra, la santa patrona de la música chilena nació un 4 de octubre de 1917, y según afirman los entendidos, su contribución al quehacer artístico chileno se considera de gran valor y trascendencia. Y es que la folkorista inspiró a cientos de músicos y artistas del país, perfilando la escena musical chilena de ayer y hoy.

Te recomendamos ver la película nacional Violeta se fue a los cielos, disponible para ver de forma gratuita en www.ondamedia.cl

 

Violeta Parra, biografía de una artista inspiradora

Escrito por Edith Sánchez

 

El día de la música y de los músicos chilenos se celebra todos los años el 4 de octubre. Esa fecha coincide con el nacimiento de Violeta Parra, una de las artistas más interesantes y trascendentales que ha dado América Latina. 

Violeta Parra es, probablemente, la cantante popular folclórica más importante de Chile y una de las más representativas de Sudamérica. No solo se convirtió en una divulgadora masiva del folclore de su país, sino que además sirvió de inspiración para muchos otros músicos del continente.

Esta maravillosa artista pertenecía a la famosa familia Parra, destacada por sus aportes artísticos en varios ámbitos, su hermano era el poeta Nicanor Parra. Violeta no solo se dedicó al canto, sino que también escribía canciones y poesía; elaboraba pinturas, tapices y cerámicas. De hecho, expuso en varios lugares, incluyendo el Museo de Louvre.

Violeta Parra fue, durante un tiempo, el alma de “la peña de los Parra”, una famosa peña folclórica, ubicada en la comuna de la Reina, por la que desfilaron los músicos más importantes de la llamada “nueva canción chilena”. La peña también funcionó como centro cultural y, de hecho, se convirtió en un sello discográfico en 1968.

Violeta Parra, una niña humilde

Violeta Parra nació el 4 de octubre de 1917, pero no hay certeza sobre el lugar exacto en el que vino al mundo. Su familia afirma que nació en San Fabio de Alico, pero el municipio de San Carlos reclama ser su cuna. Su padre, Nicolás Parra Alarcón, era guitarrista y violinista; mientras su madre, Rosa Sandoval, era costurera. 

Violeta tuvo ocho hermanos y dos medios hermanos, fruto del primer matrimonio de su madre. La familia vivió casi todo el tiempo en el campo y la situación económica no era muy próspera para ellos. Ella fue una niña enfermiza, que contrajo viruela a los 3 años y desde entonces tuvo diversos problemas de salud.

Desde muy temprana edad, ella y sus hermanos mostraron un especial interés por las artes. Cantaban, montaban pequeñas obras de teatro con recursos mínimos, etc.; desde los 9 años, Violeta empezó a tocar la guitarra y escribió sus primeras canciones a los 12. Apenas estaba en el primer año de secundaria cuando su padre enfermó y ella, junto con sus hermanos, tuvo que trabajar cantando en sitios de mala muerte para sostener a la familia. 

De la dificultad a la esperanza

El padre de Violeta Parra falleció cuando ella tenía solo 12 años. Tres años después, su hermano, el poeta (o antipoeta) Nicanor Parra, la invitó para que fuera a vivir con él a Santiago. Allí volvió al colegio, pero no se sintió satisfecha y lo dejó para trabajar cantando en bares y pequeños centros en compañía de su hermana Hilda. 

Por aquel entonces, conoció a Luis Cereceda Arenas, el hombre con el que se casó poco después; el matrimonio tuvo dos hijos: Ángel e Isabel. Fueron a vivir a Valparaíso, pero el carácter bohemio de Violeta no encajaba con el de su esposo, un obrero ferroviario.

El matrimonio terminó de forma temprana. Un poco más adelante, se casó en segundas nupcias con el también cantante Luis Arce Leyton, con quien tuvo dos niñas, una de las cuales murió a muy corta edad.

Para esa época, ya había comenzado su labor como folclorista, haciendo una extensa recopilación de tradiciones musicales chilenas que recogía en investigaciones presenciales por los barrios populares. Pronto, comenzó a interpretar solamente la música de su país y vinieron las primeras grabaciones de discos.

 Una gloria eterna

Hacia mediados de los años 50, viajó a Europa y, a su regreso, grabó su primer álbum, puramente folclórico. Volvió luego a Europa y allí fue la primera artista latinoamericana en hacer una exposición de arte en el Museo del Louvre. A mediados de los años 60, le dio forma a la famosa “peña de los Parra”, junto con sus dos hijos mayores.

 Años atrás, se había separado de su segundo esposo, pero en Europa conoció al antropólogo y musicólogo suizo Gilbert Favre, del que se enamoró perdidamente. Al volver a Chile, la relación terminó y le causó una gran depresión. Se dice que su último amor fue el músico uruguayo Alberto Zapicán, para el que probablemente escribió su famosa canción Volver a los 17.

Su último álbum, de 1966, se considera su obra maestra, la cual incluía temas universales como Gracias a la vida. Ese mismo año se cortó las venas y se disparó mortalmente en la cabeza. En la última carta que le escribió a su hermano Nicanor, dijo: “Yo no me suicido por amor. Lo hago por el orgullo que rebalsa […] a los mediocres”.