Planea tu día: desde la noche anterior deja anotado lo que quieres y necesitas hacer al otro día.
Madruga: comienza el día desde temprano. Asegúrate de dormir mínimo 6 horas y máximo 8.
Estira: antes de levantarte y empezar con las actividades del día, procura hacer una serie corta de ejercicios de estiramiento.
Tiende la cama: una acción tan simple como tender la cama nos motiva a tener un día productivo, organizado y activo.
Tómate una bebida que te motive: ¿Sabías que está comprobado científicamente que tomarnos un café, un té o un jugo verde nos da motivación durante el día?
Medita: una vida activa también requiere momentos de pausa e introspección. Siéntate durante unos minutos con los ojos cerrados solo a observar tu respiración, a escuchar los sonidos a tu alrededor.
Ejercítate: mínimo tres veces a la semana haz ejercicio. Sal a caminar, trota en banda, haz yoga o ejercicios funcionales apropiados según tus necesidades.
Baila: bailar es una de las actividades más beneficiosas para la salud física y mental. Hazlo en cualquier momento del día.
Cuida tu jardín: cuidarlas, regarlas e incluso hablarles, hacen que tengamos una actividad extra que, además, es relajante y beneficiosa.
Aliméntate conscientemente: no hay que hacer dietas ni restringirnos. Simplemente cada vez que te sientes a comer hazlo en calma, dedícale ese tiempo exclusivamente a saborear cada alimento y disfrútalo.
Recuerda, una vida activa no significa estar ocupados todo el tiempo, es conectarnos desde el inicio del día con nuestro cuerpo y escucharlo.
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