La creatividad tiene varias definiciones, de tal forma que encasillarla en un solo concepto va en contra de su esencia: la capacidad que tenemos los seres humanos de inventar, imaginar, conectar, analizar, y por supuesto, crear.
La creatividad e innovación se aplica a todos los ámbitos de la vida, desde la creación y el desarrollo de un objeto, un nuevo invento que impacta y transforma la humanidad, hasta la habilidad de resolver problemas y encontrar diferentes maneras de abordar alguna situación compleja.
El pensamiento creativo se manifiesta de muchas maneras, es una de las funciones cognitivas de nuestro cerebro que más potencial tiene y que, si se ejercita como cualquier otro músculo del cuerpo, puede ser parte de nuestro día a día y ayudarnos a manejar situaciones de manera novedosa y a ver oportunidades en cada reto.
Todos los seres humanos estamos en la capacidad de ser creativos, sin embargo, aspectos como la cultura, la educación que recibimos y las experiencias de cada uno, pueden afectar de manera significativa el desarrollo de la creatividad e innovación a lo largo de nuestra vida. Lo importante es que existen técnicas y herramientas para despertarla.
Es común asociar a los escritores, artistas, científicos, diseñadores e inventores con los conceptos de creatividad e innovación, incluso pueden resultarnos ajenos y hacernos creer que nosotros no somos creativos ni innovadores. Ese es uno de los grandes mitos de la creatividad, y eliminarlo es muy sencillo.
Cada personalidad es creativa por naturaleza. Desde que nacemos estamos expuestos a un sinfín de situaciones que nos obligan a hacer uso de los recursos que tenemos a nuestro alrededor, que se potencian según nuestros hábitos, estilos de vida y entorno.
Hablemos de las características de la creatividad e innovación. Seguro nos identificaremos con alguna:
- Espontaneidad: Cuando la creatividad se manifiesta suele ser espontánea, no se planea y nos lleva a lo que llamamos “inspiración”.
- Libertad: el pensamiento creativo no tiene normas, no sigue patrones ni manuales.
- Sensibilidad: más allá de la inteligencia o el conocimiento, ser creativos e innovadores supone un estado de sensibilidad constante. La capacidad de ponerse en los zapatos ajenos, de imaginar otras posibilidades y, sobre todo, de vivir con asombro.
- Motivación: la creatividad se puede estimular mediante el consumo de arte, literatura, juegos, viajes y actividades que permitan eliminar fronteras, prejuicios y estereotipos.
Todos somos creativos por naturaleza y está en nuestras manos sacarle el provecho a esa capacidad para poder innovar en lo que se nos ocurra. La vida diaria, el azar y las circunstancias, suponen un reto para cada uno, y dentro de nosotros está esa mágica y misteriosa fuente inagotable de ingenio y destreza que nos impulsa a mantenernos a flote y ser nuestra mejor versión cada día.
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