InicioActualidadFernando Botero: repasamos 9 de sus obras mas famosas

A partir del momento en que conoces tu primera obra de Fernando Botero las reconocerás todas, para siempre. Este célebre pintor y escultor colombiano se convirtió en uno de los artistas contemporáneos más destacados internacionalmente por su forma única de representar las figuras: corpulentas y redondeadas. 

 

Tanto es así que su particular estilo fue bautizado con el nombre de "boterismo", homenajeando su trayectoria artística compuesta por más de 300 obras, incluyendo 177 pinturas y 23 esculturas destacadas, además de algunos trabajos de ilustración. 

El autor murió el 15 de septiembre de 2023 dejando un extenso legado artístico al mundo, que puede disfrutar de sus obras de distintas partes del globo a través de destacados museos e incluso en las calles de importantes ciudades, donde se ubican algunas de sus esculturas.

 

Capitán

Gran parte de la obra de Botero incluye temáticas políticas y de crítica social, muchas de ellas relacionadas con Colombia. Este cuadro es un ejemplo de ello. 

El retrato se centra únicamente en la representación del capitán de la Policía Nacional de Medellín, que presenta como un Ministro de Guerra. Para Botero, este cuadro tiene un sentido caricaturesco como crítica al abuso de la autoridad. 

Los personajes autoritarios y religiosos son comúnmente representados en las obras del artista, tanto en retratos como en escenas de temáticas diversas.

 Mujer delante de una ventana

Tanto la figura femenina como los desnudos caracterizan la obra de este artista que busca la belleza en la representación del volumen. 

Esta obra es una entre tantas en las que Botero refleja una escena cotidiana e íntima a la vez que llena de colores, que avivan el ambiente en el que se sitúa la figura principal, ocupando gran parte del lienzo. 

Los detalles del espacio son humildes y pintorescos, mientras que la resaltada figura desnuda emana elegancia: unos tacones, joyería, las uñas pintadas...

 Una familia

Este retrato familiar, que a simple vista puede parecer que representa una situación sencilla, está en realidad lleno de detalles que complican su interpretación más profunda. 

Se presenta de forma que recuerda a las composiciones de cuadros renacentistas. La postura y ubicación de las figuras denota jerarquía, pero la escena es cercana, cotidiana y típica de un contexto familiar colombiano. Esto sugiere que podría estar inspirado en las propias vivencias u observaciones del artista. 

Más allá de la inmortalización de un momento en familia, la obra propone una crítica social sobre el pecado y la infidelidad, que se representan en elementos como la serpiente o la manzana mordida.

La elección cromática tampoco es aleatoria: sobre un fondo relativamente neutro se muestran los elementos principales, representados con colores primarios que, además, coinciden con los colores de la bandera colombiana.

Los hijos, ambos vestidos de rojo, comparten color con la serpiente, lo cual podría significar que están manchados por los pecados de sus padres.

 Pareja bailando

Esta pintura muestra una pareja bailando en una imagen pintoresca que parece haber congelado el tiempo. Sin embargo, el movimiento del baile se aprecia en detalles como la pierna levantada de la mujer o su pelo y falda agitados. 

El hombre mira directamente al espectador, inexpresivamente, mientras está inmerso en el baile. Se trata de dos figuras voluptuosas, característica de la gran mayoría de sus obras, así como también lo son las singulares proporciones de sus atributos faciales: un rostro y ojos grandes, con nariz y boca pequeñas. 

El espacio está decorado con cintas de los colores de la bandera de Colombia, un detalle muy típico de este artista, que añade sutilmente en homenaje a su país natal. 

Las escenas de baile y música son recurrentes en la obra de Fernando Botero, que a menudo representa músicos, bailarines e instrumentos. 

La vestimenta y decoración sugiere que la escena se sitúa alrededor de los años 40, por lo que podría tratarse de una obra inspirada en recuerdos de su propia infancia.

Monalisa

En esta ocasión, Fernando Botero reinterpreta un personaje clásico de la historia del arte: La Monalisa.

Aunque la pintó en varias ocasiones, esta versión que data de 1978 es una de las más fieles a la obra original, La Gioconda de Leonardo da Vinci. 

A pesar de sus proporciones exageradas entre las que destaca el tamaño de la cabeza, la figura mantiene la posición de las manos, la mirada directa y la sonrisa tan características de La Gioconda, así como la elección cromática. 

El fondo, a pesar de que pueda resultar parecido al original, está modificado por Botero para incluir elementos de la geografía colombiana, rindiendo un pequeño homenaje a su país natal. Se puede observar, entre las montañas, un volcán activo. 

Gato

Esta escultura, ubicada en el barrio del Raval de Barcelona, se ha convertido en un símbolo de la ciudad. 

Desde que el Ayuntamiento lo adquirió en 1987 la escultura se ha trasladado en varias ocasiones hasta encontrar su localización actual, en la cual permanece desde 2003. 

El ambiente en este barrio entrelaza la vida local y turística de la ciudad, creando un lugar donde la obra podrá ser apreciada por ambos. 

Caballo

Este caballo de figura redondeada y voluminosa es una escultura que representa el Caballo de Troya, elemento clásico de la historia. Está ubicado en el Parque Forestal de Santiago de Chile, frente al Museo de Arte Contemporáneo (MAC), y llegó a la ciudad en 1992. 

Mujer con espejo

La capital española cuenta con un total de 3 esculturas de Fernando Botero, como "La Mano", "Mujer con Espejo" o "Rapto de Europa", repartidas por la ciudad. Su origen se remonta a una exposición de 21 piezas que tuvo lugar en 1994. 

Ubicada cerca de la Plaza de Colón, la voluptuosa figura desnuda de la mujer se presenta coqueta, elegante y distraída, características distintivas de las representaciones íntimas de mujeres que el artista realizaba. 

Pájaro

Uno de los pájaros que esculpió Botero voló hasta Singapur, lejos de su país de origen, y se asentó junto al río de esta ciudad. La obra es parte de una serie de aves que están ubicadas en varias ciudades del mundo, como Medellín o Florencia, en Italia.