InicioEntretenciónHistoria de los regalos

Los tradicionales regalos de Navidad se asocian de forma inevitable con Santa Claus y sus elfos haciendo felices a los niños y a los que ya no lo son tanto. Pero es mucho más que eso. La tradición de hacer regalos navideños existe desde hace siglos, y comenzó de una forma que parece un cuento de hadas moderno. Los detalles varían según la historia que se narre, pero como sucede también con los mitos, algo de verdad hay casi en la mayoría de ellos.

La tradición de hacer regalos en Navidad comenzó cuando San Nicolás, o Sinterklass como se le llama en neerlandés, se convirtió en el patrón de los marineros y los niños. La figura de Papá Noel tal como la conocemos hoy se basa en Sinterklas, también conocido como San Nicolás de Myra, en la actual Turquía. 

Según la tradición, este sacerdote, que a la muerte de sus padres heredó una gran fortuna, regaló todos sus bienes durante su vida y nunca cobró honorarios por celebrar bautizos o bodas. Por ello, su comportamiento bondadoso y generoso se tomó como modelo para las generaciones posteriores, especialmente para los marineros que cruzaban océanos peligrosos y también para los niños huérfanos y pobres, muchos de los cuales trabajan desde que eran pequeños. 

Tras la muerte de Nicolás, se le erigió como santo y se convirtió en una figura ideal para el reparto de regalos y golosinas a niñas y niños el día de Navidad. La devoción por San Nicolás se fue extendiendo por gran parte de Europa, y acabó cruzando el Atlántico arraigando con mucha fuerza en Norteamérica, aunque allí ya se intercambiaban regalos en el siglo XVI. La costumbre se extendió a las colonias británicas, donde se conoció popularmente como «wassailing». Más tarde fue codificada por la Reina Victoria y otros miembros de la realeza inglesa. Los regalos se han intercambiado a lo largo de la historia, pero no fue hasta el siglo XIX cuando empezaron a ofrecerse en gran número el día de Navidad.

 

Otros posibles orígenes de los regalos navideños:

La comunidad cristiana afirma que esta noble tradición tiene su origen en el Nuevo Testamento de la Biblia. Allí se relata que tras el nacimiento de Jesús, tres astrólogos procedentes de Oriente llegaron a Belén con una serie de ofrendas para el niño en señal de respeto: oro, incienso y mirra. Lo hicieron porque, según la profecía, el recién nacido sería el nuevo Rey de los Judíos, un mesías libertador del pueblo, sometido por aquel entonces a la ocupación del imperio romano. 

Sin embargo, algunos historiadores opinan que esta práctica pudo iniciarse incluso antes, durante fiestas paganas o celebraciones estacionales. Sostienen que el intercambio de regalos era una práctica común entre muchas civilizaciones antiguas anteriores al cristianismo. Por ejemplo, los antiguos romanos intercambiaban regalos el 21 de diciembre como parte de su celebración en honor de Saturno, dios del grano y la agricultura. Se cree que esta celebración pudo evolucionar hasta convertirse en lo que hoy conocemos como Navidad.