InicioSalud y bienestarAmistad en la adultez: el mejor remedio para estar bien

Estar con amigos es divertido pero también es fundamental para el bienestar: “No hay nada que se compare a tener un amigo en la vida”, “Es bueno para la salud, no importa la edad que tengas”.

 

Obviamente, forjar nuevas amistades en los años dorados puede requerir un poco más de esfuerzo. A medida que pasan los años, los cambios normales en la vida, como la pérdida de un cónyuge, la pérdida de la audición o de la visión, y los problemas de salud y de movilidad pueden afectar la vida social y, por extensión, el bienestar. Se vincula a la soledad con un mayor riesgo de deterioro cognitivo, demencia y depresión. También se la vincula con enfermedades cardíacas, ataque cerebral y presión sanguínea alta. De hecho, un famoso estudio de 2015 concluyó que la falta de conexiones sociales era tan perjudicial para la salud como fumar 15 cigarrillos por día.

 

En resumidas cuentas, los amigos son esenciales.

 

Son buenas para el cuerpo y la mente

 

Que la amistad mejora la salud física y mental no es ninguna novedad para el Dr. John Moor, osteópata, director médico y especialista en salud de Aetna. En sus 17 años de ejercicio de la profesión, vio una gran diferencia en los resultados de los estudios de salud de pacientes mayores que eran socialmente activos en comparación con aquellos que no lo eran. La diferencia era más clara en las personas que tenían enfermedades crónicas complejas, como diabetes o enfisema, y que debían adherirse a un régimen diario de medicamentos y rutinas saludables.

 

“Los pacientes socialmente activos tendían a presentar mejores resultados a pesar de sus afecciones complejas”, comenta el Dr. Moore. “Aunque tuvieran diabetes, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, insuficiencia cardíaca congestiva o las tres cosas juntas, estaban mejor debido a que tenían una mejor salud mental, a que tenían actividades sociales regularmente y a su dedicación para cuidarse para poder continuar con sus actividades sociales”.

 

Las investigaciones respaldan sus observaciones. Al igual que la soledad puede dañar nuestra salud, las amistades pueden mejorarla de muchísimas (y, a veces, sorprendentes) maneras. Diversos estudios han descubierto que socializar puede fortalecer el sistema inmune. Puede ayudar a recuperarnos más rápidamente de una enfermedad, a disminuir la presión sanguínea y el riesgo de sufrir enfermedad cardíaca, también puede ayudar a agudizar la memoria y a dormir mejor de noche. Además, puede mejorar nuestras probabilidades de tener una vida más prolongada. Según un estudio, las personas con conexiones familiares y amistades sólidas tienen un 50 % más de probabilidades de tener una vida más prolongada que aquellos con pocos vínculos sociales. 

Los amigos pueden fortalecer el sistema inmunitario, ayudarnos a recuperarnos más rápido de una enfermedad, agudizar nuestra memoria e, incluso, permitirnos tener una vida más prolongada. 

Y, como si eso fuera poco, los amigos pueden motivarnos a adoptar hábitos saludables. Esto es lo que descubrió Marshall Cummings cuando comenzó a hacer ejercicio con los amigos que conoció en el gimnasio. “Un día, conocí a un hombre en el vestuario que solía ser gimnasta e hicimos buenas migas”, dice este residente de Nueva Jersey de 67 años. “Me daba indicaciones sobre los ejercicios, y un día a la semana hacemos las superseries juntos; son tres ejercicios en una secuencia sin detenerse. También comencé a levantar más peso porque otros amigos me alentaron a hacerlo. Levantaba más de lo que podría haber logrado por mi cuenta” (Obtenga más información aquí sobre el recorrido de Marshall para mejorar la salud).

 

Los amigos también pueden ayudar a encaminar la salud, dice el Dr. Moore. “Son los amigos y los familiares los que cuidan de usted y le recuerdan lo que debe hacer, por ejemplo, una mamografía, una colonoscopia o los exámenes físicos y de la visión anuales”, comenta. “También podrían notar cuando comienza a perder la audición o la visión, o cuando necesita un caminador o un bastón. Y posiblemente usted no lo note hasta que ellos se lo mencionen”. 

 

Haga nuevas conexiones

 

Cuando se trata de construir un círculo social, los expertos sugieren buscar personas que brinden contención y compartan sus intereses. Aquí hay algunas buenas maneras de conocer gente nueva: 

Participe en actividades de voluntariado. Ayudar a otros es bueno para la comunidad y, además, es una oportunidad para salir de casa e interactuar en persona. Obtenga más información sobre los beneficios que hacer trabajo voluntario aporta a la salud y algunas sugerencias sobre cómo comenzar.

Tome clases o haga ejercicios con más gente. Ya sea que siempre quiso aprender a hablar italiano o mejorar sus habilidades para tocar el piano, una clase le da la oportunidad de ejercitar el cerebro y de conocer posibles compañeros de estudio. Por lo general, se puede encontrar clases buscando por Internet los temas que le interesan. Si no está seguro de por dónde comenzar, averigüe en su municipalidad qué tipos de clases ofrecen.

Póngase en movimiento. Si el gimnasio no es lo suyo, pruebe una actividad que lo saque de casa y lo ponga en movimiento. El Dr. Moore recomienda a los adultos mayores hacer ejercicios aeróbicos tres veces por semana, idealmente con un amigo. “Tome clases de danza, vaya a jugar bolos, juegue golf; haga algo que le permita pasar un buen momento e interactuar con otros”, aconseja.

Participe en la comunidad religiosa. Si es creyente, averigüe qué eventos hay en su lugar de culto local. Muchos ofrecen reuniones sociales diseñadas específicamente para adultos mayores.

Regístrese en las redes sociales. Sitios como Facebook pueden ayudarlo a encontrar y reconectarse con viejos amigos.

Obtenga un empleo a tiempo parcial. Además de ejercitar sus habilidades, le da una importante salida social. 

Mantenga vivas las amistades. Para nutrir las amistades, hay que hacer un esfuerzo a cualquier edad. Para que las suyas se mantengan, es bueno que socializar sea parte de la rutina.